¡Qué bien sientan las vacaciones!

Me quedaba una semana por disfrutar de las tres que nos obligan a coger durante el período de jornada intensiva del que disfrutamos en verano, y la he aprovechado perfectamente para ponerme las pilas antes de que llegue la temporada de las vacas flacas.

Cuando recuperemos la maldita costumbre de trabajar por las tardes será más difícil encadenar días seguidos de entrenamiento, aunque bien es cierto que la planificación contempla días de descanso que lo harán más llevadero; pero durante esta semana y pico que he estado sin escribir, he entrenado todo lo que he podido.

Han sido 8 días de carrera continua de 30 minutos, eso sí, a ritmo borriquero de 8 minutos por kilómetro, lo que ha dado unos 3,800 kms. por día (con lo que he acumulado unos "cochinos" 30 kilómetros y medio :) en estas sesiones, que tendré que ir mejorando poco a poco para estar a tono cuando afronte la verdadera preparación del maratón.

También ayer he entrenado los 30 minutos de rigor, que no he incluido en la estadística del párrafo anterior, y hoy toca descanso que hago coincidir con el primer día de fisioterapia después de las vacaciones de Carmen Pardo. Espero que el brazo no se haya resentido de las inconstancias que conlleva la despreocupación de las vacaciones.