Corriendo descalzo por el paraíso

Hacía ya un tiempo que no publicaba porque he estado muy irregular últimamente: 3 o 4 días a la semana, pero sin mucho orden ni concierto. Es una pena porque no tenía nada especialmente grave, pero había desmotivación, que es mucho más grave que cualquier lesión (la mente siempre puede al cuerpo).

Hoy ha sido distinto, ahora ya llevo tres semanas de 6 días y además han vuelto las ganas de entrenar. Además ha sido un día en que el cuerpo me pedía un poco de marcha porque a las 6:00 ya estaba con ganas de despertarse. Finalmente me he levantado a las 7:15 y se me ha ocurrido consultar cómo estaría la marea porque, después de ver cómo el Atleti quedaba subcampeón de Europa desde Ortigueira, la playa estaba muy cerca.

Bajamar, 8:30... esta era la mía. He arrancado y me he ido a correr descalzo por la arena dura y las sensaciones no han podido ser mejores; unas ampollitas descubiertas por la noche al llegar a Coruña; pero nada más que haya empañado una carrera que me ha retrotraído unos 20 años en el tiempo cuando corría 6 o 7 kilómetros por la mañana y luego otros 30 minutos por la tarde en la playa (para ir a karate por la noche). Hablamos del verano, claro; pero también cuando pasaba el fin de semana en Ortigueira, llegado de estudiar de Santiago.

Está claro que los recuerdos son muchas veces uno de los mejores motivadores y reconozco que en mi caso funciona. Recuperar sensaciones de aquella época (aunque a otras velocidades, claro) me ha servido de mucho. De hecho, tengo que planificar más domingos con pleno conocimiento de que habrá marea baja el domingo por la mañana.

En fin, poquito menos de 5 kilómetros en 25 minutos, un ritmo decente para ser el primer día descalzo y a seguir poco a poco trabajando los tendones de Aquiles para poder ir aumentando el ritmo sin locuras.

Y, para acabar, un vídeo (el primero que subo a Youtube), para reflejar mis sentimientos al acabar la carrera, podéis verlo aquí y lo he titulado "Corriendo descalzo en el paraíso" (¿exagerado? Para nada, quien no haya visto y corrido descalzo por  Morouzos tempranito por la mañana, no sabe lo que se pierde)